lunes, 6 de mayo de 2013

Ferrocarril de Sóller

A principios de este año tuve el placer de realizar una visita especial a Sóller con un grupo de amigos de la isla. Empezamos la ruta desde la estación de Palma del tren de Sóller. Uno de los puntos más turísticos y conocidos de Palma.

Estación de Palma

El trayecto de Palma a Sóller se realiza todos los días del año desde 1912, dura poco más de una hora y tiene una longitud de 27'3 km. El año pasado celebraron su primer centenario en el que realizaron una exposición con fotos de estos 100 años de servicio.

Mirador des Pujol d'en Banya
En ciertos viajes del tren, creo que no en todos, se realiza una parada en el mirador des Pujol d'en Banya. Desde aquí podemos tener unas vistas preciosas de la magnitud del municipio de Sóller. La parada dura unos cinco minutos, y es tiempo más que suficiente para sacar la foto de rigor. Eso sí, siempre que el clima acompañe. Nosotros tuvimos mucha suerte, porque aunque fueramos en pleno invierno, lucía el Sol y no hacía viento.


Una vez que llegamos a la estación de Sóller, fuimos a visitar los talleres del ferrocarril que se encuentran justo al lado. Xisco, un mecánico que trabaja en el ferrocarril desde hace más de 20 años, fue el encargado de mostrarnos las instalaciones. Se notaba que le encantaba su trabajo, y eso me hizo pensar que a mi marido, Xisco, le habría encantado esta visita. Espero que algún día pueda ir con él y los dos Xiscos se pongan de acuerdo jejeje.

Lo primero que nos enseñaron fueron las entrañas del tren, y nunca mejor dicho. Debajo de cada locomotora hay dos soportes con dos bobinas gigantes en cada uno. Al tratarse de un ferrocarril de más de cien años tienen un gran problema, ya que no existen talleres que tengan piezas de recambio para los motores. Así que los tienen que crear ellos mismos. En un lado de los talleres tienen un horno en el que funden los metales para crear las piezas que necesitan. Y ahí no acaba todo, ya que tuvieron que analizar los metales con los que estaban creadas dichas piezas para fabricarlas de la misma manera en la que se crearon en sus comienzos. Como se dice aquí "una feinada".


 


Como en invierno tienen menos frecuencias de viajes, aprovechan para reparar las locomotoras y los vagones. Se revisa todo el cableado, se repara la madera, se lija y se barniza, como si se tratase de un barco. Aquí también reparan todo lo relacionado con el tranvía que va desde Sóller hasta el Port de Sóller.

Locomotora de control
Además de las reparaciones del tren, también tienen que asegurarse de que las vías estén correctas. Para ello, utilizan actualmente una máquina (carísima) que se encarga de nivelar las vías correctamente de una manera más rápida y eficaz que antiguamente. Antes de que llegase esta máquina tenían que nivelar y reparar las vías de manera completamente manual. Gracias a esta máquina han conseguido ahorrar mucho tiempo y los cálculos son más exactos.

Lo último que visitamos en los talleres fue la joya de la corona, un pequeño Renault MT que funciona sobre raíles y que servía para revisar el estado de las vías. Aunque se cuenta que el dueño lo utilizaba para viajar a Palma en su propio coche-tren. Nos aseguraron que todavía funciona y lo más curioso es que no lleva volante. ¿Para qué? ¡Si solo puede ir recto! Jejeje.

Estación de Sóller
La estación de Sóller está ubicada en un edificio que data del año 1606. Antes de convertirse en la estación de tren, fue una posesión y años más tarde se convirtió en un hotel de lujo. Desde el patio de la estación se puede uno hacer una idea de como era en la antigüedad. También pudimos ver la oficina de control donde tienen muchas cámaras con las que controlan todas las paradas del tren (aunque aquí no se podían hacer fotos...)


Después de visitar los talleres y la estación del ferrocarril de Sóller fuimos a visitar el Museu modernista de Can Prunera. Pero creo que esta visita se merece una entrada entera para ella, así que os lo contaré más adelante.

Y con esta maravilla de coche-tren, aún conservada, me despido ¡hasta la próxima!