sábado, 21 de julio de 2012

Excursión a La Calobra y Sóller

Nueva aventura por Mallorca y esta vez de la mano de nuestros amigos de @ClickMallorca. Como os podéis imaginar nos conocimos a través de Twitter y nos invitaron a disfrutar de una de sus excursiones más completas. ¡Y tanto!


Sóller

Hicieron el favor de recogernos en Festival Park con su autocar naranja de No Frills, que es el nombre de la empresa que hace las excursiones, y nos dirigimos hasta Alcúdia. Aquí está la oficina desde donde lo organizan todo y donde recogemos a su máximo responsable de que exista este proyecto, Toni.

Empezamos a recoger a todos los clientes que iban a realizar la excursión en sus diferentes hoteles o puntos de encuentro y nos ponemos en marcha hacia La Calobra por Pollença. Pasamos por Lluc escuchando als blauets en el autocar (para entrar en situación, todo un detalle que a los clientes les encanta), después por el pequeño pueblo de Escorca donde pude volver a ver lo impresionante que es la zona del Torrent de Pareis. Me quedé con ganas a principios de verano de volver a hacer el torrent, pero esperamos volver a hacerla en septiembre.

Carretera de La Calobra
Una parada técnica en el "Nuu de sa corbata" para estirar piernas o picar algo. Creo que nunca me había parado aquí. Hay un pequeño bar donde puedes beber zumo de naranja recién exprimido. Aprovechamos para merendar y disfrutar con las vistas de la carretera de La Calobra. Una de las más espectaculares de toda Europa debido a sus 14 km de curvas, 12 de ellas de 80º y la más famosa, dónde estamos ahora, de 360º.

¡Es la hora! Toca bajar por la carretera hasta La Calobra. Mientras yo me iba mareando poco a poco, pude escuchar las anécdotas que Toni iba contando en el autocar. Nos enteramos que hace muchos años hubo un proyecto para construir un funicular desde aquí hasta el Puig Major pero que se paralizó por la Guerra Civil. He encontrado un blog en el que se explica con más detalle, por si tenéis curiosidad.

Playa de La Calobra
Ya en La Calobra, preciosa como siempre, pudimos ir hasta la playa del Torrent de Pareis. El acceso es bastante curioso, ya que tienes que atravesar unos túneles por la montaña. Y pensar que la última vez que estuvimos aquí ibamos en dirección contraria y con más de 6 horas de excursión a las espaldas... Fue bonito volver a ver la expectacularidad de los colores del mar, el cielo y la montaña de esta zona de Mallorca.

Desde el pequeño puerto de La Calobra cogimos un ferry que nos llevaría hasta el Port de Sóller (y yo que normalmente me mareo en los barcos, ya venía mareada de antes) ¡Maldita Biodramina! ¡No sirve para nada! Mareo a parte, el paseo en barco es bastante agradable. Fuimos bordeando la costa y pudimos ver la playa de Cala Tuent, Sa Costera y justo antes de llegar al Port de Sóller, el nuevo hotel de lujo Jumeirah Port Soller Hotel & Spa. ¡Qué pasada! Que suerte la gente que se lo pueda permitir, yo estoy segura que no iremos nunca...

Llegamos al Port de Sóller a la hora de comer y nos recomendaron el restaurante Marysol donde ya tienen un precio cerrado para los clientes de sus excursiones. ¡La verdad es que estaba todo buenísimo! ¡Gracias Toni! Un pequeño descanso que algunos aprovecharon para pasear por el puerto y otros como nosotros para conocernos mejor.

Tranvía del Puerto de Sóller

Nos movemos mediante otro medio de transporte y ahora le toca el turno al tranvía de Sóller que se conserva con el encanto de aquel tranvía que se inauguró el 4 de octubre de 1913. ¡Vaya! El año que viene celebrarán su primer centenario. Molts d'anys! (por adelantado). Atravesamos el Port de Sóller y la carretera que nos lleva hasta el centro del pueblo. Pasamos por la plaza principal dónde se encuentra la Iglesia Parroquial de San Bartolomé y en poco más de 5 minutos estamos en la estación del tren de Sóller.

Como todavía faltaba un rato para que saliese nuestro tren, tuvimos tiempo de ir a tomar uno de los ricos helados de "Fet a Sóller". Mmmmmmm ¡Buenísimos! Hay una pequeña heladería en la plaza de la iglesia al lado del BBVA donde los venden. Aunque la mayoría de "guiris" escogían el helado de naranja, yo no pude evitar pedirlo de galleta María. ¡Me estaba llamando! Riquísimo...

De vuelta a la estación para coger el tren de Sóller que nos llevaría hasta la parada de Son Reus, creada específicamente para las excursiones de autocares. ¡Madre mía! Hacía mil años que no me subía en el tren de Sóller. Ya había olvidado su traqueteo y su sonido particular. El tren bordea toda la montaña y se puede observar casi todo el municipio desde las alturas. Es impresionante pasar por esos túneles en la montaña al descender hacia Bunyola. ¿A cuánto debíamos ir? Creo que con el ruido que se introducía por las pequeñas ventanas del tren y la oscuridad de los túneles parecía que íbamos más rápido de lo que debíamos ir en realidad.

Os dejo este pequeño vídeo grabado desde la cola del tren. Íbamos sentados en el último vagón del tren, y eso había que aprovecharlo. Por cierto, este vídeo como otros más pueden servir para la #tweetMallorca que estamos preparando para promocionar el Turismo de la isla. ¿Te animas a participar? Pues solo tienes que enviar tus vídeos hasta el 31 de agosto a tweetMallorca@gmail.com ¿A qué esperas? Nosotros ya lo hemos hecho. Si quieres más información puedes leer el post de nuestros amigos de Viajes&Eventos.





Una vez que llegamos a la estación de Son Reus ahí estaba el autocar naranja (entre tantos otros) esperándonos. Nos despedimos desde el Festival Park con Toni y Xisco (el chófer). Ha sido un auténtico placer conocer a gente que ama tanto su trabajo y eso lo demuestra con lo mejor que sabe hacer. Desde luego vuestros excursionistas son unos auténticos afortunados de haberos escogido para conocer Mallorca. Con personas como vosotros puedo creer que todavía tenemos esperanza en el turismo de la isla.

¡Hasta la próxima!

jueves, 5 de julio de 2012

Un día con Twizzy

Gracias a Twitter y Facebook me enteré de esta promoción que hacían los de Dibauto Plus en el que te dejaban probar por un día el nuevo coche eléctrico de Renault Twizzy. Y como la curiosidad me mataba, no me lo pensé dos veces y envié un email solicitando información. Para mi sorpresa me llamaron justo al día siguiente y me dijeron que podía probarlo esa semana próxima.

Gracias a @Dibautoplus por prestarnos el Renault Twizzy

Llegado el día, me dirigí con mi super Clio (que por un momento volvía a sus orígenes) para probar el Twizzy. Después de firmar algún que otro papelito (formalidades), me explicaron como funcionaba y Let's go!. Para quién, como yo, nunca haya llevado un coche automático es bastante sencillo. Un ligero toque de llave y aunque no hiciera ningún ruido, ya estaba en marca. ¡Es lo que tienen los coches eléctricos! Después tiene un botón para ir hacia delante, hacia atrás y punto muerto. Cuando el coche está parado hay que poner el punto muerto, porque sino empieza a pitar... (aprendí la lección).

Una vez superado el primer schock inicial de no llevar un coche con marchas, ni embrague, nos disponemos a empezar nuestra aventura eléctrica. Solo tiene dos pedales: uno para acelerar y otro para frenar. A diferencia de mi coche, en este había que pisar bastante los pedales para que acelerase y frenase, sobre todo para frenar. Al principio no hace nada de ruido, pero cuando aceleras un poco se oye un ligero sonido como un silbido. A lo mejor es el aire que entra entre las "ventanas" y "puertas" del coche. Y lo pongo entre comillas porque creo que ha eso no se le puede llamar ni puertas ni ventanas. Es como si fueras en una moto carrozada de plástico. Con todas las ventajas e inconvenientes que eso conlleva. Si llueve, te mojas; y si hace calor, te achicharras. Como nos pasó a nosotros jejejeje. Supongo que todavía hay que mejorar ciertas cosillas, pero me alegra que haya un comienzo.


Twizzy con las puertas abiertas
Aunque no es un coche veloz, tiene una aceleración rápida y alcanza los 85 Km/h. Según las características técnicas tiene una autonomía de 100 km, pero todo depende de la velocidad  a la que vayas. Cuanta más velocidad, más rápido se descargará la batería. Lo que no sabía es que la batería del coche se recarga al frenar. ¡Qué invento! Ojalá mi coche hiciera lo mismo con la gasolina...


Y ahí viene el truco del precio de este coche, la batería. Algo que nosotros no sabíamos y nos enteramos el mismo día. La batería del coche no te la venden, sino que te la alquilan por el módico precio de 50 € al mes. Que visto lo visto, es lo mismo que me gasto en gasolina todos los meses. Supongo que todavía hace falta que avancen en este tema. Eso sí, por lo que nos pareció entender si la batería se estropeaba o disminuía su potencia total de carga te la cambiaban gratis porque lo cubría el alquiler.

Para nuestra pequeña ruta eléctrica nos fuimos a comer al restaurante Pequeño Mundo del Coll d'en Rabassa y después nos fuimos hasta Son Verí por la playa de Palma.


Por la playa de Palma
El coche es bastante llamativo y no pasábamos desapercibidos jejeje. Casi todo el mundo se giraba para verlo. Espero que algún día estemos más que acostumbrados a ver estos coches eléctricos en nuestras calles. Al ser un coche eléctrico que apenas hace ruido estuvimos a punto de atropellar a más de uno que cruzaba la calle de oído. Entre ellos, yo me incluyo... Tendremos que hacernos a la idea que dentro de poco habrá que mirar bien antes de cruzar y no cruzar de oídas como estamos acostumbrados.


Para acabar nos fuimos hasta el Castell de Bellver para probar qué tal iba el coche en las cuestas del bosque de Bellver. Ahí fue dónde nos dimos cuenta de lo rápido que bajaba el nivel de la batería. Pero la velocidad no se veía afectada como en un coche de gasolina de poca potencia. Aún así duró lo suficiente como para volver al polígono de Son Castelló por la tarde a devolver el coche.

La verdad es que, a parte del calor, ha sido una experiencia muy divertida. Si tenéis la ocasión de probarlo, hacedlo. Nos despedimos con nuestro pequeño nuevo amigo eléctrico. ¡Nos vemos en la próxima!

Con el Twizzy en Son Verí