La semana pasada tuvo lugar en el Moll Vell de Palma la XXXI edición del Salón Náutico Internacional. Una cita en la que se exponen una gran cantidad de barcos y todo lo relacionado con los deportes náuticos.
Una oportunidad única para poder ver este lujo de cerca que no está al alcance de todos. Y por segundo año consecutivo, el lujo de verdad llega de la mano de la exposición de más de 80 embarcaciones que forman los denominados súper yates. Barcos de entre 25 y 70 metros de eslora que te hacen pensar por un momento en la persona que puede permitirse tal cosa. No es sólo lo que cuesta el barquito, sino el mantenimiento que este conlleva. Me imagino que el que tiene este tipo de embarcación no tiene ni idea de la cantidad de dinero que tiene.
Dejando los súper yates de lado, encontramos en otros pantalanes embarcaciones más "asequibles", aunque también nos quedan un poco lejos de nuestro poder adquisitivo. ¡Soñar es gratis! Es la típica cosa que dices "si me toca la lotería, ¡me compro uno!" La cantidad de calas nuevas que podríamos conocer...
Mi padre posando con el Jaguar |
A parte de las embarcaciones encontramos puestos con todo lo relacionado con el mantenimiento de los barcos. No me había dado cuenta de todo lo que hay detrás de un barco. Desde el amarre, el seguro, el permiso, cuerdas, rampa, motores... Y también había, como no, coches de súper lujo para acompañar estos barcos. Jaguar estaba ahí para dar su toque más glamuroso en esta cita, con una selección de sus últimos modelos más deportivos.
También se celebraba la II Muestra de productos marineros conocida como la TapaMar. Justo al lado de El Pesquero se encontraban todos los puestos de comida en el que olía de maravilla. Aunque a las horas que nosotros fuimos, era un pelín pronto para comer. Pero seguro que estaba todo muy bueno.
Desde uno de los pantalanes del Moll Vell nos despedimos de vosotros, rodeados por un día de este mundo mágico para los amantes del mar.
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