Este domingo aprovechamos que hacía un día soleado y nos fuimos a caminar por el paseo que une las urbanizaciones de Son Verí y Son Verí Nou.
Son Verí |
La urbanización de Son Verí se encuentra justo después del Club Náutico del Arenal de Llucmajor. Nosotros dejamos el coche en la calle Fray Junípero Serra en la que comienza el paseo.
Este paseo discurre de forma paralela al mar y siempre tenemos una vistas preciosas de la bahía de Palma. ¡Y este día el cielo estaba muy claro! Se veía todo a la perfección.
Aunque la mayoría de esta costa está formada por acantilados de rocas, existen varias bajadas al mar. A continuación os hablaré de las que están oficialmente catalogadas por el Ajuntament de Llucmajor.
La primera que nos encontramos es Sa Cova Baixa. Una preciosa cala de rocas planas en las que hay varias rampas para acceder al mar. Parece que hace muchos años que estas rocas se pulieron estratégicamente para crear un pequeño puerto. También podemos ver una pequeña cueva con una barrera donde se puede guardar una barquita. Como era de esperar, ahora en invierno, el agua está súper cristalina y limpia.
Seguimos caminando por el paseo y en seguida nos daremos cuenta cuando cambiamos de una urbanización a otra, por el tipo de edificaciones, que de cada vez son más modernas.
La siguiente calita que nos encontramos es el Calonet des Fornàs. Un poquito más grande que la anterior, tiene una estructura similiar de rocas planas y una pequeña zona de arena en la parte izquierda. Parece un buen sitio para venir con Dori antes de que empiece la temporada de verano. Aunque habrá que asegurarse primero que no haya erizos por las rocas. También pudimos ver gente que pescaba desde las rocas.
Cuando ya casi hemos terminado el paseo hay un bonito mirador con bancos por si os apetece descansar un poco y contemplar estas preciosas vistas de la bahía.
Al final de este paseo, de no mucho más de un kilómetro, podremos acceder a una cala mucho más grande, Cala Blava. Creo que nunca había accedido a esta cala desde este lado. Recuerdo que siempre había bajado por el izquierdo. Pero de esta cala os hablaré cuando vayamos en verano, que seguro que está mucho más guapa. Ahora está llena de algas en la orilla. Hay que dejar que la naturaleza siga su curso y gracias a estas algas, la arena de la costa no desaparece.
Sólo nos queda volver por nuestros pasos hasta donde esta nuestro coche. Un agradable paseo que se puede realizar perfectamente un día de invierno soleado, sin apenas viento, y rodeada de mi pequeña familia. ¿Qué más se puede pedir?
Me despido de vosotros con Dori desde el Calonet des Fornàs, donde seguro que si no hubiera estado atada se habría tirado como una loca al mar.
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